En los mercados financieros, la liquidez es el oxígeno del que dependen los corredores y operadores para funcionar. Cuando ese oxígeno disminuye, sobre todo durante las turbulencias del mercado, las empresas son vulnerables a los deslizamientos, los rechazos de operaciones y la pérdida de clientes. Hoy en día, la gestión del riesgo de liquidez ya no es un lujo, sino una necesidad.
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